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Педро Антонио де Аларкон

– ¡Pues no le digas que estoy en la parra! Ese viene a declararse a solas contigo. Quiero divertirme oyendo su explicación.

Y así lo hicieron, el tío Lucas se escondió entre los pámpanos, y la navarra se quedó abajo.

EJERCICIOS

1. Contesta a las preguntas.

1) ¿Qué estaba haciendo la señá Frasquita?

2) ¿Dónde estaba el tío Lucas? ¿Qué hacía allí?

3) ¿De qué estaban hablando los cónyuges?

4) ¿Cómo reaccionó la molinera al ver al corregidor?

5) ¿Qué planeó el tío Lucas?

2. ¿Verdadero o falso?

1) El tío Lucas tiene muchos celos del corregidor.

2) Si su mujer lo engaña, se va a matar.

3) La señá Frasquita no le gusta más al tío Lucas.

4) La molinera se sorprende de que el corregidor venga con tantos alguaciles.

5) El murciano decide burlarse del corregidor.

3. Traduce al español.

Ставить стулья; класть в корзину; быть влюбленным; осторожно; единственное; скинуть; горб; не ревнуйте; тщеславный; совершенно один; быть правым; развлечься.

4. Conecta los significados de una columna con las palabras de la otra.

vanidoso.....ocultarse en un lugar secreto

celos........parar una acción

esconderse…dividir una cosa o separar sus partes

cortar.......que se cree mejor que los demás

dejar (de)…duda acerca del amor o fidelidad de otra persona

5. Completa los huecos con palabras del ejercicio anterior.

1) Después de ganar aquel concurso Carlos se ha vuelto muy _________________.

2) Tiene tantos _________________de su mujer que la encierra en casa cuando se va al trabajo.

3) _________________detrás de un coche y no lo encontraron.

4) ¿Quién quiere _________________la tarta, niños?

5) Sin _________________de hablar, acercaba su mano a la de ella.

7

Al corregidor le turbó la soledad en que encontraba a la señá Frasquita. Le parecía un sueño o una trampa. Después de saludarla preguntó:

– ¿Y Lucas? ¿Duerme?

(Debemos advertir que el corregidor, por falta de dientes, hablaba con una pronunciación floja y silbante, comiendo sus propios labios.)

– ¡De seguro! – contestó la señá Frasquita—. A estas horas se queda dormido donde sea.

– Pues, mira… ¡Déjalo dormir! —exclamó el viejo corregidor, poniéndose más pálido—. Y tú, mi querida Frasquita, escúchame… Oye… Ven acá… ¡Siéntate a mi lado! Tengo muchas cosas que decirte.

La molinera agarró una silla baja y la puso delante del corregidor, a cortísima distancia. Sentada, echó una pierna sobre la otra, inclinó el cuerpo hacia adelante, apoyó un codo sobre la rodilla, y la hermosa cara en una de sus manos, y así se preparó a escuchar la declaración.

El pobre hombre fue a hablar, y se quedó con la boca abierta ante aquella hermosura.

– ¡Frasquita! – murmuró al fin, cubierto de sudor.

– ¡Me llamo! ¿Y qué? – contestó la hija de los Pirineos.

– Lo que tú quieras… – repuso el viejo.

– Pues lo que yo quiero…—dijo la molinera—, ya lo sabe Usía. Quiero que nombre Secretario de Ayuntamiento de la Ciudad a un sobrino mío que tengo en Estella.

Pero el viejo tartamudeó que era imposible. Después de vacilar un rato, fue al ataque: